lunes, octubre 30, 2006

Aplausos para las L world


Por primera vez tenemos el honor de ver, en la televisión, una tira sobre lesbianas. Era de esperarse que esa tira la hiciera la TV yanqui, era de esperarse que las chicas L fueran divinas y con mucho dinero.

Así para quienes no la han visto todavía les voy a ir detallando los personajes que en esta serie desfilan y que todos los sábado vemos por w chanel, porque a falta de pan nacional buenas son las tortas extranjeras.

Me tomo la libertad de ir describiéndolas en orden de insoportabilidad, total el blog en mío! Y estoy contando una ficción no me tiren con cuchillos tirenme con tenedor....

Jenny: La conflictuada que no es escritora, no es heterosexual, no es lesbiana y encima se hizo un corte de pelo que le queda espantoso.No sabe bien que es lo que le sucede. Tuvo un novio que la encontró teniendo sexo con la dueña del bar “The Planet” Marina. Luego de un buen escándalo se arrepintió de su experiencia lésbica, abandonó a Marina y se casó con el muchacho, que estaba pendiente de hacerla gozar como un buen hombre, para que a ella no se le ocurriera de nuevo andar con chicas. Marina, se fue a Europa a suicidarse. En los nuevos capítulos se está develando la causa del extravió sexual de la señorita Jenny. Parece que esta chica además de arrastrar, desde su infancia, un aberrante suceso está terriblemente sola. Sus amigas “L” están muy ocupadas en sus propias historietas, ninguna de ellas preguntó jamás qué le sucedía a la conflictiva Jenny. Tampoco se les ocurrió facilitarle unas monedas para que se pague una buena psicóloga.


Bette:

Esta es la peor de todas medio blanca, medio negra, medio latina medio, triunfadora, medio violenta, medio comprometida, medio amorosa. A mitad de camino de todo. Vive con una linda chica rubia en una hermosa casa . Trabaja mucho, no tiene tiempo para su pareja, a la cual no le admite ningún tipo de reclamo, pero con quien desea tener hijitos. Se da el lujo de levantarse las chicas que le gustan pero lo hace solo de vez en cuando y luego pide perdón y pretende que todo siga igual.

Todo pasa por su ombligo, el mundo gira a su alrededor ella tiene prioridades: su deseo, su dolor, su trabajo, sus conflictos, sus compromisos, su cansancio, sus proyectos y cuando le queda tiempo su “amada mujer” que la contiene y le hace la comidita.

Tina

La pareja de Bette que soporta todo tipo de maltratos pero que tuvo su momento de ira golpeando a su pareja infiel, haciéndole el amor luego (como dice una “vieja” amiga mía) como para demostrarle quien es ella ¡qué joder!. Luego se fue para castigarla como se debe. Comenzó a tramitar la separación con una súper abogada lesbiana poderosa que la defendía de las monstruosidades de su ex y que luego la apretó para llevársela a la cama. La muy desagradecida no quiso saber nada! Porque estaba embarazada y en nombre de la criatura vuelve a los brazos de la inefable Bette que sigue en su mundito de problemas y que necesita el paño de lágrimas de la madre de su hijo o hija (aún no nació, por lo menos, en los capítulos que se ven en Argentina.)

Dana

la tensita top que se mostraba y que no se mostraba que era y no que no sabía cómo hacer y de repente le cae la novia manager (quien no querría tener una en la mesita de luz) que le arma todo el circo, una campaña publicitaria en donde la vende como “la lesbiana tensita” y se llenan de plata, luego arma el casamiento vip y lo publicita a los cuatro vientos incluyendo a los padres de la tensita que nunca habían sospechado nada. Los viejos re chochos con la nuerita o yernita (todavía no se como se debería decir) Desde luego esto no es gratarola la manager cobró cuanto suceso pudo y cuando encontró una niña más joven y con más dinero para promocionar voló como una gavieta. La tensita, mientras su novia digitaba sus pasos, se pegaba la fiestita de despedida de soltera con su vieja amiga Alice en una escena igualita a la de “nueve semanas y media” comiendo frutillas de la heladera champagne y un montón de clichés remanidos.

Alice

Esta es la bisexual de la historia que se relaciona con varones lesbianos, rarezas de la geografía norteamericana que guarda estas especies. Ella sostiene que los varones la complacen mucho, más si los chicos acceden a vestirse como mujer. Siempre estuvo enamorada de la tensita pero nunca se animó a decirle nada. Se le prendió la lamparita al ver que su amada amiguita se casaría y en un ataque de honestidad bruta le dijo: Te amo! Seamos amigas pero te amo, no nos toquemos, mantengamos la distancia, pero te amo! Hasta que terminaron como dios manda en la escena patética de “nueva semanas y media”

Shane

Esta es la típica escapadora, se quemó con leche y ahora ve una vaca lesbiana y corre kilómetros. Solo se dedica a mantener relaciones sexuales a lo play boy en este caso play girl aunque en la mayoría de las escenas de sexo se la ve dominante y en maniobras sexuales de tipo masculinas. Su look es el de machito ganador. No deja títere con cabeza todos los colectivos la dejan en la esquina, no le hace asco a nada. No se deja atrapar, se hace la difícil, es rebelde. A pesar de sus esfuerzos cayó en la típica trampa de la mujer casada que la revolcó en secreto y siguió su hermosa vida de madre heterosexual y la metió en el gran lío. La peluquera difícil sigue firme lleva a su lecho a cuanta chica linda anda por ahí, rompe corazones y no duerme con nadie.

Hay más personajes en esta serie que ya va por la segunda temporada y promete la tercera. Pero no me voy a detener en ellos por ahora...

La verdad es que, haciendo una descripción de los personajes, caigo en la cuenta que, de no ser por los pequeños detalles del poder adquisitivo y la producción física de estas chicas de Los Ángeles, las situaciones de poder, violencia, ambigüedad, indecisión, mentiras no son distintas en las L A (Lesbianas Argentinas) detalles más detalles menos cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Por suerte no me veo representada en ninguna de ellas.

Silencio!!!...Lesbianas militando


Luego de haber llegado al lugar que tanto deseaba y encontrarme con quienes, yo sentía eran mis pares, comenzó la ardua tarea de permanecer allí. Desde luego no es ardua la tarea cuando se disfruta de la compañía, el aprendizaje y la amistad pero se fue tornando difícil a medida que iba viendo con más claridad el mundo en el que estaba.

Así pues aquellas mujeres extraordinarias sabias, ejemplares fueron apareciendo menos ideales, mas reales, más cotidianas. Claro que esto me hacía admirarlas mas aún porque no eran tan lejanas ni tan ajenas.

Verlas y compartir con ellas me hacía crecer y pensaba que este crecimiento me llevaría lejos. Mi convicción de pertenencia y de felicidad hacía que todos lo días me levantara con la voluntad de seguir adelante, de emprender el gran cambio, de levantar la bandera de la lucha en defensa de la dignidad lésbica.

Luego de mucho y mucho andar, admito no lo suficiente como para construirme un discurso políticamente correcto, comencé a ver con claridad cosas que no me gustaban pero que suponía podían cambiar, después de todo hablábamos de cambios hablábamos de modificar la realidad que nos había formado, hablábamos de construir.

Con el tiempo fui advirtiendo que el mundo de las lesbianas, como todos los mundos conformado por humanos, tiene sus aristas, lados oscuros, pasillos con rumores, secretos bien guardados, palabras dichas al viento. El oasis en el que pensaba quedarme a vivir, porque me acogía y me daba seguridad, se tornó en un espacio en el que otra vez, una vez más, comencé a sentirme indefensa. El espacio que creía mío, que creía propio, comenzó a serme hostil ajeno a mi verdadero ser. Sentí que ver, oír y decir volvían a ser mis grandes defectos de siempre. Sentí una vez más que hablar, romper el silencio, dentro del mundo de las lesbianas, se convertía en el boleto de salida de aquel sitio que se desdibujaba ante mi triste y nueva orfandad.

En verdad nunca hubiera querido llegar a esta reflexión, pero creo que a estas alturas de mi vida y luego de mucho transitar el camino de la memoria, puedo concluir que romper el silencio en el mundo de las lesbianas fue como soplar sobre castillos de naipes. Hablar y decir lo que me parecía fuera de lugar era volver a ser la niña que cada vez que habría la boca provocaba un problema. Decir lo que veía con sinceridad, en el mundo de las lesbianas, fue como el cuento “del rey desnudo”. Lamentablemente, para mí, siento que las lesbianas que he conocido están todas vestidas con hilos invisibles y entre ellas se halagan sus bellos trajes y siguen construyendo frágiles castillos de naipes vulnerados por la verdad.

jueves, octubre 26, 2006

La que busca encuentra

Hacer una mirada desde lejos, desde el hoy hacia los comienzos de la búsqueda, implica saber en que caminos se anduvo y porque se quiso recorrerlos, si es que esto ha sido una elección.

En mi caso, debo reconocer, la curiosidad me ha llevado a encontrar aquello que buscaba.

La que busca encuentra, lo que quiere, y lo que no, también..

Desde que asumí que deseaba relacionarme sexual y afectivamente con mujeres, comencé a buscar a las otras, a las que sentían lo mismo que yo. No podía creer que yo fuera la única, no me creía que esta ocurrencia fuera solo mía, que no hubiera otras mujeres a las que le sucediera lo mismo. Buscaba a las que estaban cerca pero ocultas. Buscaba teorías que confirmaran mis deseos y mujeres que comprobaran esas teorías. Mi búsqueda era solitaria y silenciosa tenía la certeza que por el mundo andaban cientos, tal vez miles, de mujeres como yo.. pero..¿en donde? ¿Porqué no las podía ver? ¿Por que las que veía y conocía y tenían el perfil de lesbianas no me daban ni medio de bola? ¿Porque se negaban a socializar si teníamos algo en común? ¿Por qué tenían cara de pocas amigas? ¿Por qué yo no me veía en ellas?. Interrogante y más interrogantes demoraban mi investigación y así pasé años. Socializar mis sentimientos con “las chicas” de mi ciudad fue una idea descartada de plano. Tendría que esperar a conocer gente de otros lugares.

No existía la Internet por aquellos años lo más avanzado para la época, o al menos para mi acceso, fue ver a Ilse Fulskova, en el programa de Mirtha Legrand, contando su vida como lesbiana en Argentina. Me quería morir... ¿había una lesbiana visible real, sentada a la mesa de Mirtha un mediodía y en la argentina?!!!. Allí mis dudas se convirtieron en certezas allí direccioné la búsqueda y comencé a tratar de llegar a esa orilla en donde estaban las que se nombraban las que luchaban por nuestros derechos.

Pasaron años hasta que conocí a las lesbianas activistas. Casi todas contaban más o menos lo mismo de sus historias, la soledad, el silencio y la búsqueda eran relatos comunes, muchas de ellas hacía años que teorizaban sobre “el ser lesbianas”, muchas de ellas se nombraban libremente, concurrían a congresos en el exterior se capacitaban en el tema, muchas de ellas conocían a grandes activistas, leían a otras, que antes de que yo naciera, ya andaban diciendo que las lesbianas existieron existen y van a seguir existiendo. Como no podía ser de otra manera mi fascinación por ese mundo fue absoluta. Mi admiración por esas mujeres fue definitiva y mi sensación era la de haber tocado el cielo con las manos. Llegué me dije feliz, aquí están mis pares, aquí están las mujeres que yo quería ver, aquí me quedo para siempre!!!

Hubo días de felicidad total el enamoramiento y la admiración por ese mundo me hacía sentir fuerte capaz de todos los cambios, capaz de enfrentar todos los males. Había llegado al espacio en donde mi coraza podía caer porque allí estaban las mías, mi familia buscada, mi lugar de pertenencia.

La que busca encuentra me dije feliz y comencé mi propia carrera hacia mi liberación apoyada en las magníficas palabras de las sabias mujeres que tanto habían hecho y recorrido.

La que busca encuentra y la búsqueda no termino allí. Luego del primer enamoramiento llegó la etapa, inevitable etapa, de preservación, del espacio encontrado, de los afectos y la construcción.

Que sucedió entonces con el enamoramiento del primer tiempo?

La que busca encuentra lo que quiere y lo que no también.....

Continuará.....

viernes, octubre 06, 2006

El final llega aunque no parezca

Después de tantos años una va entendiendo...la vida te pone obstáculos que deberás superar para ser más fuerte más sana y más feliz. En esa carrera a veces desolada, a veces incomprensible se corporizan las "pruebas" que hacen de una "la mujer completa".
En pocas palabras cuando me siento a la mesa de los manjares cotidianos junto a mi querida compañera de vida. Cuando despierto envuelta de cálidos besos y caricias iluminada por la enorme sonrisa de mi amada entiendo al fin que cuando sos pequeña las baratijas parecen joyas verdaderas. Crecer tuvo sus gratificaciones las baratijas son para las nenas tontas que no quieren crecer y yo soy una mujer que desea Joyas las joyas que una se merece por ser buscadora de tesoros.

Pequeñitas y tristes se ven las mujeres del pasado. Juan Carlos Baglieto lo ha dicho muy bien en “Un gigante de Ojos azules” (expongo este fragmento, muy recomendable la versión cantada por el mismo).


Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequeña
que su sueño era una casita
pequeña como para ella
que tuviera en su frente un jardín
un jardín con madreselvas.

Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequeña
que muy pronto ya se ha cansado
de tan desmesurada empresa
que no terminaba en jardines
jardines con madreselvas.

Adios ojos azules, dijo,
Y con gracia muy voltereta
del brazo de un enano rico
entró en la casita pequeña
que en el frente tenía un jardín
un jardín con madreselvas.

El gigante comprende ahora
que amores de tanta grandeza
no caben ni siquiera muertos
en esas casas de muñecas
que en el frente tienen jardines
jardines con madreselvas.



Yo me despido de la mujer pequeña que creí haber amado.

También me despido de la mujer pequeña que yo era cuando, en lo perverso, quise encontrar amor.

Destino de quien maldice a quien ama

a S. P

No descansarás en paz por perturbar la memoria de quienes guardan un lúgubre recuerdo de tu sombra.

Caminarás resentida y sola entre tumbas y hedor
Te aferrarás al bastón de tus huesos raídos
Deambularás por la cárcel de tus venas secas de ingratitud
Tragarás el vómito de lava de palabras injustas de tu boca maloliente
Comerás, con dientes podridos, el pan agrio de los que aún te tienen lástima.
Morderás eternamente las manos de quienes pretendan acercarse
Aullarás como los espíritus de tus perros hacinados, hambreados por tu vil forma de amar.
Se anudará tu lengua maldiciente, se hará cenizas tu clamor.
Vagará tu anhelado sueño eterno entre las tumbas de tus víctimas.
Arderás en las llamas del minúsculo cielo, dádiva de tus plegarias.
Huirás despavorida cuando el espejo te devuelva tu espantoso verdadero rostro de siempre.
Serás un cadáver, un ruin fantasma en la memoria de muchos que elevarán una plegaria por pura piedad.

Gal.



domingo, agosto 20, 2006

Justo a mi me toco ser yo

Justo a mí me tocó ser yo.

Aún estoy tratando de contestarme una pregunta. Una pregunta que nadie, más que yo, se ha atrevido a hacerme, ¿por qué soy lesbiana?
Creo que hay causas en la historia personal que van marcando el camino de las elecciones. Al menos eso es lo que me ha dicho mi psicóloga y por ahora me cierra
Lo cierto es que tenía muy claro que “no quería ser”.
No quería ser madre, no quería ser esposa, no quería ser una mujer domesticada, no quería dedicarle la vida a ningún hombre, ni a Dios, (aunque en alguna época lo pensaba, pero era una fantasía…un convento lleno de bellas monjas para mi solita.)

Yo quería ser una mujer intelectual. Dedicarme a una profesión (aunque aún hoy no sepa cual). Quería vivir sola en un pequeño departamento con ventanas a la calle por donde entrara el sol de la mañana, y como decía Celeste Carballo “tomarme unos mates y regar las plantas”.Soñaba con tener muchos amigos y amigas y tener una vida social muy activa. Viajar mucho, conocer gente nueva todo el tiempo, escribir, sacar fotos, andar en bicicleta. Quería algo que me hiciera brillar. Ser hermosa y admirada por mi talento.

Eso quería y hasta allí la elección del estado civil apropiado para tales fines era “ser soltera”. No tardaron mis “tías solteras” en desilusionarme y hacerme saber que luego de un tiempo de ser soltera una mujer se convierte en solterona y eso sonaba feo. Aunque yo no me pensaba solterona yo me pensaba intelectualmente activa y eso a me hacía sentir joven. Por el contrario imaginarme ama de casa envejecida y acompañando a un hombre que no hiciera más que escuchar fútbol por la radio mientras iba de mi brazo, un domingo por la tarde, me provocaba una angustia dolorosa.

Viví toda mi adolescencia y buena parte de mi adultez (si es que ese estado se realizó en mi) dentro de mi casa leyendo y mirando televisión, escuchando radio, escuchando buena música, viendo películas extrañas, yendo sola al cine y “autocomplaciéndome” en todo lo que pude. Evitando así cualquier contacto con el sexo opuesto, demasiado opuestopara mi gusto. No era tan necesario mantenerme encerrada, mi físico no ayudaba y mis conceptos intelectuales espantaban al más guapo. Pero, por las dudas, yo seguía encerrada además todo el afuera era irrelevante, mediocre y aburrido, casi tanto como en estas épocas, la idiotez de la gente de mi edad era suprema, las chicas solo hablaban de salir con chicos y se la pasaban arreglándose para gustar a los hombres. Las pobres chicas sin proyectos que en breve se convertirían en madres y esposas no querían juntarse conmigo. Los chicos eran unos tontos con los que no se podía hablar de ningún tema interesante así que para que socializar en tales términos.

Podría decir que yo era una chica solitaria y que de vez en vez encontraba alguna que otra compañera con la que podía compartir mis extraños gustos, pero duraba hasta que la chica conocía a un chico. Como la historia se repetía y se repetía yo optaba por charlar con gente adulta, que muchas veces me halagaba por mi madurez.

De allí a ser lesbiana, al parecer, no estaba muy lejos. Permanecer sola, sin dejarme arrastrar por la vorágine de la norma social ya había sido todo un logro. Permanecer virgen y sin intenciones de cambiar de estado preocupaba a algunas personas de mi entorno que no dudaban en armarme citas con algún conocido soltero y codiciado, a los que, desde luego, no les daba ni la hora. Era en esos momentos fatales que surgía la preguntita ¿che vos no serás…? Mmm no te gustarán las mujeres no?, vos sos rara ... afirmando que algo extraño pasaba conmigo.

Rara era, desde luego no había que ser demasiado observador para darse cuenta que no era como el resto de las chicas de mi edad. No era rara por tener tres ojos o cinco brazos, el prototipo cuasi humano se veía bastante intacto. La rareza consistía en “no ser” lo que debía ser para el momento y el entorno que lo demandaba.

¿Si me gustaban las mujeres? bueno eso era algo que no podía responder a la ligera.Debía pensar un poco en ese termino. Gustarme las mujeres, me gustaban al menos los primeros años de mi infancia me gustaba mi mamá, mi abuela, alguna que otra tía, mi señorita de primer grado, me gustaba que me acariciaran y me abrazaran que me hicieran halagos que me llevaran de la mano a la plaza, que me llevaran de compras y que me dijeran que era hermosa y lo más importante de sus vidas. Si eso era que me gustaran las mujeres!?.. Me gustaban, me gustaba que me amaran y que me cuidaran y sobre todo que estuvieran todo el tiempo conmigo.

Pensando un poco más lejos de la relación filial y amorosa ¿me había gustado alguna mujer que no fuera de mi familia? Y cómo me había gustado sin que mediara una relación afectiva? ¿Ser lesbiana era solo gustar de una mujer? ¿Era sentirse cerca de una mujer aunque esa mujer estuviera muy lejos? ¿Era sentirse feliz con una mujer? Hasta cierto momento de mi vida la palabra “deseo” no existía en mi lenguaje o no se atrevía a brotar en mi lengua y en mi cuerpo mucho menos en relación a una mujer.

¿Cuál fue entonces el indicador de mi “ser lesbiana”? …los años me fueron demostrando que desde siempre mi inclinación hacia ciertas mujeres fue más que un gusto, un placer. Entender el placer por estar entre o con mujeres llevó mucho tiempo (aún esta en proceso), entender el por qué del placer llevó otros muchos, muchos procesos aún en pleno desarrollo

La cuestión es que del escapar compulsivamente de ser heterosexual a ser lesbiana hubo un buen tiempo de espera y maduración. De buscarme a encontrarme hubo mucho camino recorrido, mucha búsqueda y muchas preguntas.

¿Por qué se me ocurrió ser lesbiana teniendo en cuenta que el solo hecho de no ser heterosexual implicaba un conflicto. Sabiendo que el camino sería difícil, a contramano. A sabiendas que este camino sería doloroso y sobre todo silencioso, muy silencioso o mejor dicho silenciado?.
Mas allá del gran temor a ser aquello de lo que no tenía noticias, ni referencias, más que comparaciones con mujeres feas, masculinizadas y silenciosas de las que casi nadie quería hablar, yo avanzaba, obstinada, en tinieblas, a tientas por los recovecos de mi cuerpo, buscando y buscando las respuestas. No había mucho que responderme a mi misma, tal vez los interrogantes eran ajenos, no míos, yo sabía lo que “no quería ser” esa era la respuesta más puntual y lo que quería ser era algo prohibido, oculto, feo, enfermo y que no debía ser. Aún así yo sabía lo que “no quería ser”.

Más que una ocurrencia entonces podría concluir que “no ser” era una certeza ciega y terca pero una certeza que desactivaba lo que se me imponía. Era una forma de tomar grandes riesgos, desafiar a la mayoría, discutirle a la vida pre fabricada y determinada por otros. Era pelear contra un sistema enorme e invisible del cual mi pequeña cabeza no conocía nisiquiera la forma, pero con seguridad, monstruoso y no querido .
No pertenecer al montón que no se cuestionaba nada me daba esperanzas y tiempo para bucear dentro de mí y acertar que no estaba equivocada en mi rebeldía y sobre todo que el camino, por enmarañado que se presentara guardaba un sitio de luz para mi.

jueves, agosto 17, 2006

Vida cotidiana a pedido de las admiradoras


Queridas admiradoras y fanaticas estoy intentando no morir en el intento de supervivencia en este bendito suelo argentino, como mujer, como lesbiana pero sobre todo como humana, si es que me queda algo de eso y no me convierto en más simia de lo que ya soy. Para que sepan algo más de mi les cuento que trabajo de empleada doméstica no menos de 7 hs diarias y que en los pocos ratos libres intento ser militante lésbica, feminista por la defensa de los derechos de todas las mujeres en una ciudad que apenas permiten que "seas". Como si esto fuera poco se me ha ocurrido la la feliz idea de ponerme a estudiar un cursito de RRHH (para ver si puedo cambiar de laburo, cosa que cada vez me queda más lejos) Para estudiar tengo que viajar a Rosario una ciudad a 50 kms de Villa, gracias al magnífico transporte con el que contamos por esta zona con suerte en una hora y pico llego a mi lugar de estudio. En fin chicas cada vez me pesan más los años y cada vez tengo menos tiempo. A lo antes dicho le agrego, como lugar de descanso que dobo cuidar y resguardar tengo una novia hermosa!! una perra, una gata algunas plantas y una casa...espero sepan disculpar las demoras en la producción de textos pero pueden distraerse con los blogs de fotos, los de poesías o el tallercito de letras, en el que suelo escribir también. Estoy preparando algo tengan paciencia y si no lean a las grandes escritoras que bien se han esmerado en producir para nuestro goce. Les mando un abrazo a todas y muchas gracias por leerme e insistirme a seguir con la tarea de reflexionar...las espero en los otros blogs.


gal.

sábado, junio 24, 2006

El reino del revés

A veces, muy seguido, pienso en qué cosas son las que me apasionan, y no logro poner una lista de prioridades, todo me gusta un poco, todo me gusta mucho y no logro definirme en nada.
Ya llevo muchos años, más de treinta, intentado saber cual será mi verdadera vocación. Cómo si esto fuera la gran quimera, la gran y enorme pregunta que me signa desde que he nacido.
Qué ser o más bien quién ser para el resto de la humanidad, qué mostrar o qué demostrarle al resto. ¿Qué cosas sé hacer para encajar en este mundo?, qué cosas hago bien y qué cosas soy capaz de aprender. Qué cosas hago mal? ¿Existe el mal?

Siempre tuve muy claro que las dimensiones y los números no son mi fuerte, no comprendo estrategias ni consignas y hasta creo que mi velocidad mental es similar a la de un caracol en una mañana soleada.
Puedo ver todo desde una mirada muy propia tanto que nunca encaja con la lógica mundana y real. Con mis propias reglas me es difícil moverme en el mundo, ha de ser por eso que siempre estoy a contramano.

Desde muy pequeña, algo extraño habitaba en mí, un mundo del revés interiorizado y rebelde que no compatibilizaba con la educación de los años ’70 de la Argentina y menos, con la educación y orden que pretendían imponer mis padres.

Mis primeros conflictos fueron de “orden” mi idea del orden siempre era diferente al orden pre establecido, es más, mi idea del orden era precisamente el des - orden, un orden al revés en el que yo comprendía el mundo. No se si lo comprendía o si trataba de comprenderlo pero por esos rumbos de “tratar” aún sigo caminando.

Cuenta mi madre que desde muy chica cuando me preguntaban si quería algo yo respondía que “no” con la cabecita de un lado a otro y me negaron casi todo hasta que advirtieron que “no” era “sí” y que “si”, en mi lenguaje, era “no”, tal fue la confusión de mis mayores que, por las dudas, ya nunca más volvieron a preguntarme nada y les resultó mucho más práctico no dejarme opciones, dándome lo que ellos consideraron apropiado.
Creo que allí fue donde construí mi primera propia jaula.

Luego, un poco más crecidita comprendí que me tendría que adaptar al lenguaje oficial para no seguir haciendo, comiendo y tolerando todo aquello que, por contrariada, estaba soportando pero no era nada fácil y siempre se me confundían los tantos, “...se equivocó la paloma, creyó que el mar era el cielo y que la noche la mañana se equivocaba…” decíaRafael Alberti en la voz de Serrat y yo era la paloma.

Cuando llegó la etapa de la escuela, comenzaron los problemas enserio.
Mis cuadernos, presentaban una pequeña diferencia con el resto de los cuadernos de mis compañeritos, estaban completamente escritos de abajo hacia arriba, desde afuera hacia adentro y desde luego sin respetar ni entender de márgenes, renglones ni espacios.

Recuerdo que un día, luego de muchos retos y muchas recomendaciones de mi mamá, muy nerviosa, llevé en un sobre y ordenadas cómo debían pegarse, todas la figuritas para pegar en el cuaderno y pensé durante todo el viaje hacia la escuela, mientras cantaba aurora y tomaba distancia, en no equivocarme y pegarlas cómo debía hacerlo, desde el margen hacia afuera y desde arriba hacia abajo, pues sucedió lo esperado. Cuando terminé de pegarlas, contenta, las miré y advertí que había tomado el cuaderno al revés. Lloré mucho, me enojé mucho, tiré el cuaderno, me puse roja de rabia y de vergüenza y me sentí inútil hasta el día de hoy.

Uno de mis juegos favoritos, de niña, era marearme hasta quedar tirada en el suelo viendo cómo todo giraba y se convertía en otro paisaje, allí no había arriba ni abajo había desorden de imágenes y eso me encantaba. Otro juego era tirarme de espaldas con la cabeza colgando de la cama para imaginarme, nuevamente, un orden distinto al que me imponía la gravedad planetaria. Pero eso solo sucedía en mi cabeza, en el mundo real había un orden que cumplir, un arriba que respetar un abajo que pisar, una derecha que nunca sabía cual era y una izquierda que me complicaba la existencia.

Gimnasia, la materia más odiada y perversa, para una niña como yo, se convirtió, entre otros males de mi infancia y adolescencia, en mi gran tortura, después de matemáticas, claro está. Cuando la maldita profesora, hija de Satán, comenzaba con esos estúpidos ejercicios en donde debía rotar los brazos para un lado y saltar para otro y todo esto sincronizado con las compañeras de fila, yo hacía todo exactamente al revés y chocaba con la manada que, cual ejército ruso, hacían al pie de la letra los ejercicios impuestos. Por eso durante casi todo el tiempo que duró, la maldita, “educación” fingí estar mortalmente enferma, descompuesta, traumatizada y muy dolorida de lo que fuera para no tener que someterme a tan grandes papelones.

En fin la vida no me ha sido fácil y he tenido la costumbre de entorpecerme a mi misma, más me hubiera valido ser sumisa y no cuestionar las reglas que hacen que este mundo funcione tan aceitado y feliz, más me hubiera valido ser un poco menos expresiva en mis costumbres y adaptarme como casi todos los seres vivos del planeta, pero no yo elegí el camino más escabroso, el más difícil, el más contrariado y lo peor es que los años han hecho bien su trabajo, he empeorado!.

El desorden sigue siendo mi orden, el zaping mi forma preferida de ver tele, mis disidencias siguen manteniéndome en pie. Aún estoy patas para arriba inventando mi propio mundo en el que no existen fronteras ni estúpidas formas que deforman.

Sigo a contramano con el mundo. Si todos entran yo salgo, si todos van yo vuelvo en vez de inventarme una mentira, para ser feliz, como el resto de los mortales, yo he elegido a la verdad como aliada, como estandarte, aunque esto me cueste la vida.

viernes, junio 09, 2006

De aquellos años

La poesía que leerán más adelante tiene su historia, fue la primer poesía lésbica que escribí y que me atreví a leer en público.
Desde luego yo no sabía que estaba escribiendo una poesía lésbica y los que escuchaban tampoco creo que lo hayan advertido.
Yo, por aquellas épocas, no sabía exactamente qué estaba escribiendo. Hoy a muchos años de haberla escrito percibo la vivencia del silencio en el que la mayoría de las lesbianas nos sumimos por no ser lo que deberíamos ser : mujeres heterosexuales que se ajustan a cierta práctica sexual impuesta por el sistema.

Esta poesía nació después de mi primer experiencia sexual con una mujer (hace poco más de diez años).
A la muchacha tuve que olvidarla a la fuerza, a fuerza de dolor, mejor dicho, como no podía ser de otra manera.
A esa mujer le agradecí siempre aquel día, pues abrió mi alma y mi cabeza a la idea de animarme a disfrutar de mi sexualidad, lamentablemente solo eso puedo agradecerle, pues la historia tuvo su lado sádico. Pero parece que eso es lo que nos depara el destino en los comienzos a muchas lesbianas.
Aquella hermosa chica me enseñó el camino del placer y luego desapareció o lo que fue peor, aparecía, de tanto en tanto, para recordarme que fue ella la primera en navegar las aguas que nadie había navegado.
Ella no sabía bien qué quería pero... me quería para ella sola, aunque ella tenía compromisos con media humanidad y ni un segundo para escucharme, valorarme, amarme o al menos hacerme pasar un buen rato de sexo digno. La histeria a más no poder plasmada en la bella imagen de la mujer de mis sueños.
Ella se convirtió en dueña de mi inocencia, de mis fantasías,pues yo creía que esa mujer era el amor de mi vida. Manipulaba con maestría los tiempos. Sostenía con absoluta seriedad promesas que jamás se cumplirían y dejaba mis deseos truncados una y otra vez. Yo siempre esperaba que ella llegara para decirle todo lo que había pasado por mi cuerpo en su ausencia y ella llegaba con un cargamento de líos, a las apuradas, contándome algún conflicto grave que yo debía ayudarle a resolver.
Por aquellos tiempos yo representaba a una Penélope tejedora de deseos que jamás se cumplirían..
A ella el compromiso con una mujer le parecía imposible pero, a la hora del placer, sabía que puerta golpear. Claro que eso era dentro de sus tiempos y sus ganas y jamás pude tocarla, el juego era que yo disfrutara de lo que ella hacía conmigo, sin darse cuenta que mis ganas quedaban atrapadas en mis manos y jamás se las podría mostrar.

Pasaron muchos litros de agua bajo del puente desde aquella historia, histérica y estoica hasta darme cuenta que la culpa de los vaivenes indecisos de esta mujer eran solo parte de mi manía de autodestrucción, mi baja autoestima y mi crédula inocencia de pensar que ella algún día me querría.

He aquí la poesía de aquellos años de angustias y desilusiones...pero de crecimiento.

La tarde de los silencios

I

La tarde cae inevitable
Nos enmudece, nos ensordece
Nos vacía, nos devora, nos desnuda
El sol se lleva en sus entrañas
Todas las palabras que volaron
De nuestros labios

II

Voy a destinar la eternidad
A recorrer el espacio con mis manos
Para atrapar tu mirada crepuscular.
Voy a tirarme sobre la hierba,
a la sombra de una nube
Para que el verde intenso corte en dos mi soledad
Voy a dejar que el silencio aprisione
mi cuerpo y me cubra
hasta convertirme en enredadera
que trepe la inmensidad del horizonte

III

Hubo una tarde en la que el silencio era un gemido de lluvia sobre mi pecho, un redoblar de truenos en mi corazón. Una tormenta silenciosa que se levantaba en tormentosos ojos dispuestos a diluviar sobre mí. A mojar hasta el ultimo de mis sentidos.

Hubo una tarde en que las palabras se aferraron a las cuerdas convirtiéndolas en rejas para que lo sonidos nunca pudieran salir.
Aún los oigo aleteando en mi garganta subiendo hasta mis oídos, ensordeciéndome.

Hubo una tarde en la que yo saque despacio mi piel, la extendí sobre la cama para que no se arrugara quedando al descubierto mis músculos, luego mis órganos, los torrentosos ríos sanguíneos y mis huesos que liberaron mi alma desde el fondo. Mi alma libre como un as de luz se despojaba de pesados prejuicios para perderse en el infinito.

Fue esa tarde cuando el arco iris comenzó a encenderse que mi alma tuvo que volver a acomodarse en el incómodo cuerpo, cerrar todos los cierres de a uno, de adentro hacia fuera. Primero los huesos, después los torrentosos ríos sanguíneos, los órganos, los músculos y la piel ahora impermeable.

Fue esa tarde que el silencio me envolvió como una manta, como una espesa niebla. Apagando los recuerdos que aún sonaban a gemidos de lluvia sobre mi pecho, a redoblar de truenos sobre mi corazón.

domingo, mayo 07, 2006

Siempre Libre!

La menstruación es “el tema” que nos cruza casi toda la vida a todas las mujeres.
Motivada por los comentarios del tema que leí en el blog de una gran escritora, Gabriela de Cicco, http://pont_des_arts.blogspot.com/2006/05/de-la-menstruacin.html , me dispuse a contar mi experiencia.

Todo comenzó una siesta de otoño, yo era una nena extraña, que no pensaba en crecer ni en ser jamás una mujer, o al menos no una mujer como lo era mi madre o mi abuela o todas las mujeres que conocía.
Yo no quería ser una mujer oscura a la que siempre le dolía algo, una mujer con golpes y con tristezas que se veían desde lejos. Es más yo no quería ser una mujer porque ser una mujer implicaba ser madre, ama de casa o maestra, yo quería viajar, aprender y aprender, navegar ser una pirata, recorrer jardines imperiales, ponerme los suecos y las camisas de muchos colores que usaba mi tía hippie.

Pero este asunto de crecer era inevitable y aunque yo no lo quisiera tenía un entorno que me obligaba. Mi hermana, tres años menor que yo (de solo siete añitos), se la pasaba preguntando y preguntado y metiéndose en un montón de asuntos escatológicos, que a mi no me interesaban. Ella veía parir a las perras, ella veía que a mi mamá le salía sangre de algún lugar y lo decía por todas partes. Yo jamás advertía nada de todo eso, mis intereses estaban total y absolutamente vinculados a cuestiones científicas y geográficas, de cómo nacían los seres humanos no me interesaba, ni me parecía que debiera interesarme.

Mi madre, ante tanta curiosidad de una y tanta distracción de la otra, en este caso yo la mayor y la que debería estar más interesada , desplegó un arsenal de diccionarios, revistas, enciclopedias, papeles y lápices para explicarnos a ambas las cuestiones que como niñas debíamos saber.

En aquella siesta de otoño mi mamá toda entusiasmada, comenzó la magistral clase arrancó con la metáfora de la tierra fértil y la semillita y unos hermosos dibujitos de óvulos y espermatozoides, ovarios, útero, etc. Palabras que yo iba buscando en el diccionario para verificar la veracidad de las mismas, pero en mi obtusa cabeza no entraba que todos esos órganos estuvieran dentro de mi panza.
Hasta que llegó la terrible explicación de la menstruación. Mi madre, siempre con el diccionario en mano, quiso convencerme de “lo natural” y magnífico que era este acto. Sucedería así: habría un sangrado, que duraría tres o cuatro días con el objetivo de limpiar el útero de un óvulo que no había sido fecundado. Casi con lágrimas en los ojos, me decía que este era un acto maravilloso de la naturaleza, la preparación del cuerpo de la mujer para ser madre, para dar vida. Salí corriendo, tapándome las orejas con las manos y gritando que ni loca se creyera que a mi me iba a pasar eso. Me fui llorando a refugiarme debajo de mis árboles amados repitiendo una y otra vez que no me sucedería a mí, lo decía como un conjuro, como si mis palabras hubieran podido detener lo inevitable.

Aunque mi resistencia era persistente la idea no dejaba de rondarme por la cabeza y me perturbaba bastante, todo cuanto se refiriera al tema me caía pesado y trataba de evitarlo, salvo por una publicidad que aparecía en la revista “ Selecciones del Rider Digest ”, una hermosa mujer con el cabello largo al viento y los brazos abiertos con una enorme sonrisa, en un prado lleno de flores era el marco que publicitaba las toallitas femeninas “siempre libre” me provocaba cierta curiosidad, ¿Qué la hacía tan feliz a esa mujer? Sería yo siempre libre después de menstruar? Sería dichosa con aquel espantoso suceso?

Mi negación no pudo detener el tiempo y dos años después, de la tortuosa tarde otoñal, sucedió, el 8 de diciembre, día de la virgen, el patio olía a jazmines y a verano, yo me sentía extraña, más que de costumbre, me dolía algo que no podía precisar qué era, pero era un dolor muy viejo, muy agobiante, un dolor inexplicable y una tristeza profunda, una tristeza que no había sentido antes, tal vez la tristeza de saber que mis conjuros habían sido en vano.
Sentí algo pegajoso en mi bombacha, algo que no era común, algo que molestaba y fui al baño, allí una mancha marrón oscura y de mal olor manchaba mi ropa, entonces llamé a mi mamá, con la frustración inmensa de tener que darle la razón. Ella se emocionó mucho y se lo contó a mi tía abuela que vivía con nosotras, y de haber tenido teléfono hubieran llamado a todas las mujeres de la familia, para escandalizarme mejor. Igualmente al otro día apareció mi abuela toda llorosa y con un regalito premiando mi maravillosa experiencia.

Nunca pude sentir esa felicidad que estas mujeres de mi entorno promovían, nunca pude comprender muy bien por qué la naturaleza se ensaña de semejante manera con las mujeres, por qué nos toca estar listas, aunque no lo deseemos, para parir, por qué a nosotras.

Yo propongo un listado celestial en el cual se le pregunte a las niñas, 2 segundos antes de salir de la cueva, si querrán parir. Si la respuesta es no se las liberará del detalle de la menstruación despojándolas así de andar sangrando al divino botón.

domingo, abril 30, 2006

La maternidad, una idea inconcebible


Cualquier poco seso que lea esta pequeña reflexión puede pensar que mis ideas están vinculadas a mi ser lesbiana. Para ellos valla mi escupitajo sincero.

Desde hace muchos años estoy tratando de comprender y elaborar esta cuestión de haber nacido mujer.
La estúpida obstinación de buscar explicaciones a los acontecimientos inexplicables me mantiene viva entre otras delicias que propone el beautifull World.
Ser mujer supone, inmediatamente después de perforar las pequeñitas orejas de una bebe, para calzarle los aretes que de por vida dirán que eres una “bella mujer”, una irreversible verdad e imposición: “serás madre y parirás con dolor”.
Joder, que no había algo más divertido y menos espantoso para las mujeres? Esto viene a confirmar mi teoría, que no es del agrado de muchos creyentes, que si existe un dios de seguro no es mujer y de seguro es misógino, cruel hasta macabro, porque solo en la mente de un gran perverso puede caber la idea de la procreación en tales condiciones.

En verdad, desde que analizo y expongo estas, mis raras e incomprensibles teorías, solo he tenido problemas. Ya en mi adolescencia proponía que los niños podían nacer sin la intervención de una madre. Vino a confirmarme esta loca idea una peliculita yankie que planteaba la gestación de un bebe en un laboratorio simulador del vientre materno y al cual los padres tenían acceso, viendo crecer al feto a través de un cristal. Bingo! Dije yo, contentísima, así si quiero ser madre!. Lo expuse en la clase de biología en donde se empeñaban en convencerme de lo natural y divino que era gestar y parir. La propuesta fue desechada y agraviada por se antinatural, aberrante de ficción y fría. Como si no fuera aberrante tener dentro de las viseras un ser humano que está comiendo parte del cuerpo de otro, como si fuera muy alucinante que los huesos de las mujeres se abran como compuertas para que salga ensangrentado un ser vivo por su vagina, lugar que antes y después estará vinculado al placer. Sin hablar de lo que implica todo este proceso nueve meses antes y toda una vida después. Sin contar, además, que ante mi defensa del aborto y la eutanasia querían lincharme en plena hora libre.

“…Así es la naturaleza..” se empeñaban en sostener mis profesoras, madre, abuela, tías y mujeres varias, con esa simpleza aguda, extrema y sin ningún tipo de planteo a “lo natural”. “..Así son las cosas..” “.. Las mujeres venimos preparadas para sufrir, y preparadas genéticamente para el parto...” suelen decirme mujeres más jóvenes que yo haciéndose las superadas, con una panza enorme por delante, creyéndose diosas absolutas, hermosas y luminosas, cuasi vírgenes, con un halo de verdad absoluta sólo porque están cumpliendo con el magnífico mandato divino y natural de parir. Sin pensar, ni un instante, en el facineroso acto que cometen al poner a rodar en este mundo a un ser pequeño, indefenso y frágil que estará a merced de sus antojos, y los de muchos más, que será el fruto de sus proyecciones y frustraciones, que tendrá impreso en su genética rasgos, enfermedades que no pidió, nombre, nacionalidad, raza, idioma y religión que no eligió.

Las señoronas, que están llenas de ternura e instinto maternal, no se cansan de preguntarnos, a las mujeres que pretendemos pensar, reflexionar y defender los deseos de las mujeres más allá de la animalidad del parir por parir, ¿Quiénes somos nosotras para quitarle la vida a un niño por nacer? Y yo les devuelvo la pregunta ¿Quiénes son ellas para engendrar criaturas en este mundo violento, lleno de miseria y lleno de fundamentalistas que utilizaran sus lindos niños para seguir alimentando las hogueras de la guerra?

domingo, marzo 12, 2006

El trabajo dignifica


En este tema de los típicos estereotipos, estereotipados, sucede que una, ya a los 37 años, no sirve ni para tocar el timbre, ni para mirar quien viene.

Desde el vamos, antes de los 37, tampoco daba el "estereotipo" nunca fui flaca, ni rubia, ni hermosa muchisisisisisimo menos sexy, por lo tanto en mis ambiciones, tontas, absurdas, estúpidas, en una palabra, de conseguir un trabajo de secretaria o algo parecido, fracasé y fracasé.

Pues la secretaria debe ser (según las películas, novelas e imaginerías masculinas) dos puntos atención:
Alta, flaca, tetona, culona, cintura de avispa, poco avispada, decir siempre que sí, y sobre todo, por eso debe de ser flaca, sentarse en las rodillas del jefe ¿?¿.

Al menos por eso lado pretendían educarnos en la secundaria. Estudie el secundario con una terminalidad administrativa, no fui brillante pero tenía los mejores promedios de toda la escula, (era una escuela chiquita). La profesora de gimnasia se empeñaba en torturarme con ejercicios infrahumanos y ante mi reniegue y negativas de cumplir con su macabro plan, ella sostenía que debía formar mi físico para ser una secretaría esbelta y dotada para cumplir con mis tareas satisfactoriamente.

Desde luego me llevé gimnasia, desde luego nunca pensé en ser Melani Griffit y nunca se me hubiera ocurrido sentarme en la falda de un tipo para escribir una carta. En el último de los casos mi fantasía tiraba más para el lado de encontrarme con una compañera de tareas que me invitara a cenar a su casa, en una noche de tormenta, viéndome obligada a dormir en su única cama, pero eso era algo que la profe de gimnasia desconocía, aunque era una vieja medio rara.

Por aquellos años de estudiante soñaba con un puesto de trabajo que me diera la posibilidad de ejercer aquellas materias, muy interesantes para mi gusto, "organización de empresas" "ética de las relaciones humanas y profesionales" en donde aprendía cómo se relacionaban las oficinas de una empresa entre si y cómo se debía proceder dentro de las tareas profesionales para ser exitosa. Me imaginaba siendo parte de una organización en la que mi trabajo se distinguiera, como en la escuela, por mi capacidad de organizar, de cumplir, con exageración, mis tareas, por ser absolutamente responsable de mi puesto, por escribir cartas comerciales distinguidas y creativas, logrando así ascensos y premios que me dieran la posibilidad de comprarme una casa pequeña con patio y jardín y un citroen amarillo con el que pudiera hacer viajes felices, con una chica talentosa a mi lado, por supuesto. (Aclaro que de todas estas ilusiones solo conseguí la chica talentosa a mi lado, que no es poco)

Luego de tantos y tantos años de repartir, como volantes de rotisería mis curriculum, cada vez más desactualizados. Luego de haber hecho cualquier cosa menos lo que aprendí en la escuela y luego de darme cuenta que para, estas alturas de la realidad, solo consiguen trabajos buenos los hijos y entenados del poder, debe haber sido siempre así, pero yo no me daba cuenta, entendí que lo mio es fregar, con orgullo y distinción, fregar para que las señoras amas de casa luzcan sus brillantes objetos, fregar para sentirse absolutamente necesaria y que las mujeres no pueden vivir sin mi, fregar para que se peleen entre ellas diciendo que tienen a la mejor, la más responsable, e intelectual empleada doméstica.


Debería haberle hecho caso a la profesora de gimnasia al menos hubiera desarrollado otras capacidades dentro de la opresión.

Gal marzo 2006.

lunes, febrero 20, 2006

Amaneciendo

Late el reloj en el silencio de la casa.
Aún no amaneció, el cielo está intentando volverse luminoso.
Aprovecho este silencio, que deja oír mis palabras, para escribir lo que siento en este nuevo día, tal vez comience a marcar mi destino con tinta y ganas nuevas.
En un rato despertará el barrio y la ciudad toda, se sentirán las persianas chirriar, lloraran los chicos de enfrente, la vieja de abajo golpeará las tercas puertas y comenzará el ritual obsesivo de baldear el patio.
Por ahora solo oigo el rumor de la fábrica masticando el aire fresco y vomitando humo oscuro sobre la mañana que comienza.
Por ahora solo oigo los pájaros bochincheros que despiertan, el sonido de algunos autos y colectivos en la ruta, que comienzan a romper la armonía de la deshecha noche.
Está amaneciendo, como todos los días, saludo al sol mi gran amigo, que me abrasará y sofocará y hará que mi día sea más difícil de transitar en el ardor del cemento, pero lo amo igual y él lo sabe.
Tomaré las pequeñas cosas bellas que me regale este día, las guardaré como tesoros en los bolsillos vacíos de mi alma, miradas, dolores, sonrisas, sueños, colores con las que haré un collar de piedritas luminosas.
Volveré a mi hogar después de trabajar mucho, volveré cansada y alejada de la frescura de la mañana, cargada de cansancio y ruidos, con arenitas en los ojos y algunas lágrimas escondidas. Entraré en mi casa, me refugiaré en la mirada limpia y clara de mi compañera, mis amadas amigas peludas y mimosas me darán caricias plenas de felicidad por mi llegada.
Entonces, me pondré a escribir sobre el blanco cuerpo de mi amada la historia de un día más.

sábado, febrero 11, 2006

Destino, casualidad o así es la cosa parte II

Y bien así era yo años atrás, soñaba, siempre soñaba, me parecía seguro el sitio que había creado para mi corazón, me parecía perfecto ver llover tras los cristales, cuando podría haberme empapado bajo el aguacero, simplemente tenía miedo, miedo a sufrir, miedo a sentirme perdida en brazos de alguien, miedo a mis propios deseos desbordados, miedo de mostrar lo frágil, y pequeña que era.

En medio de tanto miedo, y cómo era de esperarse, no advertí que la vida se iba pasando y todo a mi alrededor giraba sin que yo pudiera comprender demasiado el mecanismo de vivir, no es que hoy haya comprendido, solo me esfuerzo más por entender.

Por aquellos años en los que creía firmemente que "el amor" debía permanecer lejos de mi, para para ser definitivamente feliz, deseaba no ser vista ni tocada por nadie, más que por mi misma. Puede sonar a onanismo, lo era, pero la mejor manera de preservarme era estando aislada en mis propias fantasías.

Tal fue la coraza que conformé, con mis propios miedos, que me pasaba por delante el destino y yo muy convencida miraba para otro lado.

La mujer que sonreía estaba a pasos de mi, tenía una vida, distinta a la mía, tenía una familia, y tenía unos ojos que me parecían familiares, cómo si siempre hubiera estado mirándome en su mirada.

La mujer que yo espera golpeara mi puerta y robara mi corazó, estaba cerca.

Solo que el tiempo teje y desteje con nuestras horas las historias a su antojo y nos hace subir y bajar del escenario, en enredos y desencuentros que , a veces, parecen no tener fin.

El tiempo estaba madurando dulces frutos en el árbol del destino.

miércoles, febrero 08, 2006

Destino casualidad o así es la cosa?

Parte I

En las horas en que el sueño, casi logra vencerme, vuelvo mis pasos hacia atrás. Y recuerdo los días en los que pensaba en “el amor”. Por aquellos años de mi juventud, anhelaba la llegada del día en que lloviera sobre mi piel y que esa lluvia tuviera un nombre de mujer entera, el aroma de una piel real, el color de unos ojos verdaderos.

“El amor”, era para mi, un sueño, un hermoso sueño que repetía una y mil veces en mi mente, cambiando los rostros, los cuerpos y los nombres, jugando a armar una mujer a mi medida.

Algunas veces me quedaba horas mirando una nube, acariciando la hierba y pensando que así sería estar enamorada.
Otras, con los ojos cerrados, imaginaba una lengua suave y tibia que me recorría, una mujer sin rostro despertaba, en mi, secretas cosquillas que me hacían feliz.

Me preguntaba, mientras viajaba en colectivo, si esa mujer que cruzaba la calle, con el pelo recogido y unos libros en las manos sería “ella”, si aquella otra, la de la mirada perdida, que jugaba a no verme podría estar pensando en mi. Estaba casi convencida que la encontraría de una manera mágica, chocaría con ella bajando de un taxi, un ventarrón me arrojaría hasta sus brazos, o con mi tan aguda torpeza, tropezaría y vendría a levantarme, la definitiva mujer de mis sueños.

Así anduve años y más años envuelta en esas extrañas fantasías, en esa búsqueda pausada de detalles insólitos, que de seguro, cuando sucedieran, no sabría reconocer.

Así fue que una mañana, al abrir la ventana de la casa en la que trabajaba, vi una mujer que subía a un auto, sonriendo feliz, radiante, con unos enormes y dulces ojos que lo iluminaban todo.
Me quedé viéndola, como si fuera una aparición mágica, algo que no vería muchas veces en mi vida y mientras se alejaba y de ella solo quedaba en el aire esa imagen que mis ojos se guardaban, pensé ¿será ella la mujer de mi vida?...

Difícilmente podría serlo, esa mujer, tenía una belleza destinada a alguien y alguien la amaba, esa mujer no sabía que yo habitaba tras esas cortinas, esa mujer era demasiado para mi.

Entonces, ella comenzó a formar parte de mis fantasías, palabras que yo inventaba, colmaban sus labios, besos, que solo me pertenecían, enbriagaban mi boca.

Eso si, la principal regla de este juego era que ella jamás se enteraría de mi existencia y yo sería feliz con la distancia que el destino y mi temor imponían.