sábado, febrero 11, 2006

Destino, casualidad o así es la cosa parte II

Y bien así era yo años atrás, soñaba, siempre soñaba, me parecía seguro el sitio que había creado para mi corazón, me parecía perfecto ver llover tras los cristales, cuando podría haberme empapado bajo el aguacero, simplemente tenía miedo, miedo a sufrir, miedo a sentirme perdida en brazos de alguien, miedo a mis propios deseos desbordados, miedo de mostrar lo frágil, y pequeña que era.

En medio de tanto miedo, y cómo era de esperarse, no advertí que la vida se iba pasando y todo a mi alrededor giraba sin que yo pudiera comprender demasiado el mecanismo de vivir, no es que hoy haya comprendido, solo me esfuerzo más por entender.

Por aquellos años en los que creía firmemente que "el amor" debía permanecer lejos de mi, para para ser definitivamente feliz, deseaba no ser vista ni tocada por nadie, más que por mi misma. Puede sonar a onanismo, lo era, pero la mejor manera de preservarme era estando aislada en mis propias fantasías.

Tal fue la coraza que conformé, con mis propios miedos, que me pasaba por delante el destino y yo muy convencida miraba para otro lado.

La mujer que sonreía estaba a pasos de mi, tenía una vida, distinta a la mía, tenía una familia, y tenía unos ojos que me parecían familiares, cómo si siempre hubiera estado mirándome en su mirada.

La mujer que yo espera golpeara mi puerta y robara mi corazó, estaba cerca.

Solo que el tiempo teje y desteje con nuestras horas las historias a su antojo y nos hace subir y bajar del escenario, en enredos y desencuentros que , a veces, parecen no tener fin.

El tiempo estaba madurando dulces frutos en el árbol del destino.