sábado, octubre 29, 2005

Aguanten las T.A.T.U


Cuando salieron a la luz esta parejita de niñas insolentes besándose en un colegio, mi corazón saltó de alegría
Además de disfrutar la belleza de sus voces y sus lindas caras, pense:
que bueno existe un grupo de mujeres que se expresan como lesbianas!
que bueno, lo están haciendo de manera internacional!
que bueno, muchas chicas se van a sentir indentificadas con ellas!
que bueno que existan!.

No faltaron, desde luego, las lesbianas feministas radicalizadas que comenzaron con el discurso de siempre, que eran violentas, que eran un producto comercial, que eran para calentar a los tipos, que no tenían valor político.

Desde luego hablaban desde la comodidad de sus discursos. Todas ellas, que en los lugares cerrados y de discusión politica se rasgan las vestiduras, en sus perras vidas se jugaron a decirse lesbianas abierta y públicamente enfrentando consecuencias, más aún muchas de estas mujeres, feministas con unos curriculum vitaes que hacen temblar, mantienen hoy en día una doble vida ante sus seres más íntimos y a la hora de nombrarse especulan, miden en donde sí, en donde no quien merece saber sus secreto y quien no. En pocas palabras dicen pero no hacen.

Por eso me gustan las TATU, al menos existen dos chicas capaces de besarse de contar historias de chicas que se aman, no niego que son un poco violentas, pero esta sociedad no es violenta, no se vionlentan permanentemente las determinaciones de los que queremos ser diferentes?.

Si en mi adolescencia hubiera encontrado referentes mi camino no hubiera sido tan duro, tan dificil tan complicado, no me hubiera sentido la unica monstruosa, enferma mujer que gustaba de otra mujer, no me hubiera reprimido y hubiera vivido más y esto les guste o no, a las lesbianas políticas artistas y mujeres vinculadas a los medios, es culpa de sus cobardes ocultamientos.

Hubo algunas artistas en este país que entre dientes y solapadas canciones decían que eran pero.. nunca se las escucho exponerse de verdad, de frente con fuerza .Se constituyeron íconos para las lesbianas pero ellas no se hacen cargo de nada, parece que no les corresponde, parece que sus responsabilidades para con las otras terminan en donde tienen que dar la cara.

En fin por suerte los tiempos están cambiando y las generaciones venideras tendrán al menos la opción ya no se sentirán las únicas, tendran referentes lésbicos en el mundo de la música y tendrán más libertad para decidir.

El juego que más me gusta




Tierna Infancia

Cuando era una niña jugaba juegos solitarios, no me atraían demasiado los juegos infantiles convencionales, ni hablar de jugar a la mamá.

La vendedora

Me gustaba jugar a la vendedora, armaba mi negocio, en el patio de casa, con sillas fabricaba un mostrador y las mercaderías eran latas vacías, pedazos de maderas que envolvía como regalos, arena en paquetes que asemejaban bolsas de azúcar. Inventaba clientes amables que me pagaban con papeles de colores que guardaba ordenadamente en una cajita, incluso llegaron a regalarme una caja registradora que adoraba!

La maestra

También jugaba a la maestra, tomaba posesión del pizarrón y pretendía que mis hermanas hicieran lo que yo les ordenaba, emulando a las nefastas maestras el proceso que me tocaron en desgracia.

La secretaria

Otro de mis juegos preferidos era el de secretaria, mi padre me había hecho un escritorio, a mi medida, allí tenía un teléfono y muchos papeles, lápices dentro de una lata, tacos de madera que pretendían ser sellos. Podía pasar todo el día recibiendo llamados imaginarios y dibujando garabatos en las planillas que terminarían definitivamente en el basurero.

La doctora

Experimentaba un placer indescriptible al abrirles las panzas a los osos de peluche que, no se porque ley física, jamás volvían a albergar en sus vientres la cantidad de aserrín que les había sacado. Ponía a mis pacientes sobre una mesita de tv con rueditas y los llenaba de cables pegados con cinta aisladora, por supuesto esto no lo ponía muy contento a mi padre, ya que la sala de operaciones era en donde estaban todas sus herramientas.
Desde luego y como con la costura no me entendía, los oso terminaban destripados pegoteados con cinta por todas partes y sobrantes de aserrín por toda la casa.

No tan tierna infancia

Con los años mis juegos fueron siendo menos inocentes, las muñecas no eran de los juguetes elegidos por mi. Los bebotes eran tontos y demandaban una atención que no era de mi agrado, eso lo dejaba para mi hermana que era feliz cambiando pañales y paseándolos en cochecito por todo el patio.
Yo ya estaba para otras cosas. Me gustaban los libros, la tele y observar a mí alrededor.
Entre esas observaciones estaban las de husmear por el mundo de mis primas, que eran unos años más grandes que yo, ellas hablaban de novios, de cosas que para mi eran incomprensibles. En esas visitas a la casa de mis primas conocí un objeto que constituyó, desde entonces, la claridad de mi situación actual.
Por esas épocas ellas eran de las pocas que poseían a las “Barbies” ya que se las traían de Estados Unidos.
Fue allí donde comenzó todo. Por primera vez advertí que esas muñecas eran distintas, no eran estúpidos bebes llorones, eran mujeres, mujeres con senos, con piernas largas, con nalgas, mujeres con cabellos largos, en una palabra, eran mujeres y a mi me encantaban. No creo que supiera bien porque pero me fascinaban. No hacía otra cosa más que verlas y si podía desnudarlas, para luego vestirlas y volverlas a desnudar tantas y tantas veces como mi deseo lo requiriera. Así que decidí pedirle a los reyes una Barbie, debo aclarar que habían pasado algunos años y ya no era una niña sino una adolescente, no había nada de malo en que una adolescente pidiera a los reyes una Barbie, es más era “normal” que así fuera.
Y llegó la Barbie, en verano, lo que me permitía pasar horas jugando con ella en la pileta de natación. Preparaba todo el escenario para ella, la tiraba a tomar sol y luego a nadar y así hasta que terminaba por sacarle el traje de baño, para que se bronceara mejor claro!.
Sabía de la existencia de Kent, pero no era algo que me quitara el sueño, también sabía que Barbie no podría estar sola, conmigo, toda la vida así que decidí pedir otra y llego la compañera. Una morocha muy linda con quien Barbie tuvo afinidad enseguida.
Allí la cosa comenzó a ponerse mucho más entretenida, no es lo mismo jugar con una Barbie a que dos Barbies jueguen entre ellas.
Se me ocurrían cosas muy interesantes para hacer y podría decir hoy, a la distancia, que era una adelantada, teniendo en cuenta que no sabía de la existencia del kamaustra lésbico y mucho menos que existieran las lesbianas y mucho pero mucho menos que ese juego fuera la antesala de mi propio descubrimiento sexual.