lunes, octubre 30, 2006

Silencio!!!...Lesbianas militando


Luego de haber llegado al lugar que tanto deseaba y encontrarme con quienes, yo sentía eran mis pares, comenzó la ardua tarea de permanecer allí. Desde luego no es ardua la tarea cuando se disfruta de la compañía, el aprendizaje y la amistad pero se fue tornando difícil a medida que iba viendo con más claridad el mundo en el que estaba.

Así pues aquellas mujeres extraordinarias sabias, ejemplares fueron apareciendo menos ideales, mas reales, más cotidianas. Claro que esto me hacía admirarlas mas aún porque no eran tan lejanas ni tan ajenas.

Verlas y compartir con ellas me hacía crecer y pensaba que este crecimiento me llevaría lejos. Mi convicción de pertenencia y de felicidad hacía que todos lo días me levantara con la voluntad de seguir adelante, de emprender el gran cambio, de levantar la bandera de la lucha en defensa de la dignidad lésbica.

Luego de mucho y mucho andar, admito no lo suficiente como para construirme un discurso políticamente correcto, comencé a ver con claridad cosas que no me gustaban pero que suponía podían cambiar, después de todo hablábamos de cambios hablábamos de modificar la realidad que nos había formado, hablábamos de construir.

Con el tiempo fui advirtiendo que el mundo de las lesbianas, como todos los mundos conformado por humanos, tiene sus aristas, lados oscuros, pasillos con rumores, secretos bien guardados, palabras dichas al viento. El oasis en el que pensaba quedarme a vivir, porque me acogía y me daba seguridad, se tornó en un espacio en el que otra vez, una vez más, comencé a sentirme indefensa. El espacio que creía mío, que creía propio, comenzó a serme hostil ajeno a mi verdadero ser. Sentí que ver, oír y decir volvían a ser mis grandes defectos de siempre. Sentí una vez más que hablar, romper el silencio, dentro del mundo de las lesbianas, se convertía en el boleto de salida de aquel sitio que se desdibujaba ante mi triste y nueva orfandad.

En verdad nunca hubiera querido llegar a esta reflexión, pero creo que a estas alturas de mi vida y luego de mucho transitar el camino de la memoria, puedo concluir que romper el silencio en el mundo de las lesbianas fue como soplar sobre castillos de naipes. Hablar y decir lo que me parecía fuera de lugar era volver a ser la niña que cada vez que habría la boca provocaba un problema. Decir lo que veía con sinceridad, en el mundo de las lesbianas, fue como el cuento “del rey desnudo”. Lamentablemente, para mí, siento que las lesbianas que he conocido están todas vestidas con hilos invisibles y entre ellas se halagan sus bellos trajes y siguen construyendo frágiles castillos de naipes vulnerados por la verdad.

3 comentarios:

gabrielaa. dijo...

ay compañera tocaya, cuánta verdad te asiste

el silencio como única estrategia para sostener las alianzas me tiene ahogada me tiene maniatada me está eyectando del activismo que siento como inmovilismo...

voy a volver a lo mío, contra el silencio: leer y escribir

abrazos

Gal dijo...

En fin la cosa parece ser así. La militancia no va a dejar de serlo, al menos en nuestro interior, lo que creo que se ha tornado muy dificil es compartirla. Pero esto no es porque si, es parte de lo sistemático, habrá que guardar las semillas para cuando haya tierra fértil, esperar que pase el temporal y mientras, crecer hacia adentro.
Gracias miles!

Unknown dijo...

quiero recomendar unos videos sobre familias homoparentales, lésbicas, fueron transmitidos por canal 11 en México, y creo que son de interés para todas. http://malitzin.blogspot.com
Ojalá les sirva y le puedan dar difusión con sus amig@s, especialmente a la comunidad hetero para contribuir a que se desarticule la homofobia y se vuelva más cotidiano ver y hablar de gays y familias diversas. Gracias!!!