domingo, agosto 20, 2006

Justo a mi me toco ser yo

Justo a mí me tocó ser yo.

Aún estoy tratando de contestarme una pregunta. Una pregunta que nadie, más que yo, se ha atrevido a hacerme, ¿por qué soy lesbiana?
Creo que hay causas en la historia personal que van marcando el camino de las elecciones. Al menos eso es lo que me ha dicho mi psicóloga y por ahora me cierra
Lo cierto es que tenía muy claro que “no quería ser”.
No quería ser madre, no quería ser esposa, no quería ser una mujer domesticada, no quería dedicarle la vida a ningún hombre, ni a Dios, (aunque en alguna época lo pensaba, pero era una fantasía…un convento lleno de bellas monjas para mi solita.)

Yo quería ser una mujer intelectual. Dedicarme a una profesión (aunque aún hoy no sepa cual). Quería vivir sola en un pequeño departamento con ventanas a la calle por donde entrara el sol de la mañana, y como decía Celeste Carballo “tomarme unos mates y regar las plantas”.Soñaba con tener muchos amigos y amigas y tener una vida social muy activa. Viajar mucho, conocer gente nueva todo el tiempo, escribir, sacar fotos, andar en bicicleta. Quería algo que me hiciera brillar. Ser hermosa y admirada por mi talento.

Eso quería y hasta allí la elección del estado civil apropiado para tales fines era “ser soltera”. No tardaron mis “tías solteras” en desilusionarme y hacerme saber que luego de un tiempo de ser soltera una mujer se convierte en solterona y eso sonaba feo. Aunque yo no me pensaba solterona yo me pensaba intelectualmente activa y eso a me hacía sentir joven. Por el contrario imaginarme ama de casa envejecida y acompañando a un hombre que no hiciera más que escuchar fútbol por la radio mientras iba de mi brazo, un domingo por la tarde, me provocaba una angustia dolorosa.

Viví toda mi adolescencia y buena parte de mi adultez (si es que ese estado se realizó en mi) dentro de mi casa leyendo y mirando televisión, escuchando radio, escuchando buena música, viendo películas extrañas, yendo sola al cine y “autocomplaciéndome” en todo lo que pude. Evitando así cualquier contacto con el sexo opuesto, demasiado opuestopara mi gusto. No era tan necesario mantenerme encerrada, mi físico no ayudaba y mis conceptos intelectuales espantaban al más guapo. Pero, por las dudas, yo seguía encerrada además todo el afuera era irrelevante, mediocre y aburrido, casi tanto como en estas épocas, la idiotez de la gente de mi edad era suprema, las chicas solo hablaban de salir con chicos y se la pasaban arreglándose para gustar a los hombres. Las pobres chicas sin proyectos que en breve se convertirían en madres y esposas no querían juntarse conmigo. Los chicos eran unos tontos con los que no se podía hablar de ningún tema interesante así que para que socializar en tales términos.

Podría decir que yo era una chica solitaria y que de vez en vez encontraba alguna que otra compañera con la que podía compartir mis extraños gustos, pero duraba hasta que la chica conocía a un chico. Como la historia se repetía y se repetía yo optaba por charlar con gente adulta, que muchas veces me halagaba por mi madurez.

De allí a ser lesbiana, al parecer, no estaba muy lejos. Permanecer sola, sin dejarme arrastrar por la vorágine de la norma social ya había sido todo un logro. Permanecer virgen y sin intenciones de cambiar de estado preocupaba a algunas personas de mi entorno que no dudaban en armarme citas con algún conocido soltero y codiciado, a los que, desde luego, no les daba ni la hora. Era en esos momentos fatales que surgía la preguntita ¿che vos no serás…? Mmm no te gustarán las mujeres no?, vos sos rara ... afirmando que algo extraño pasaba conmigo.

Rara era, desde luego no había que ser demasiado observador para darse cuenta que no era como el resto de las chicas de mi edad. No era rara por tener tres ojos o cinco brazos, el prototipo cuasi humano se veía bastante intacto. La rareza consistía en “no ser” lo que debía ser para el momento y el entorno que lo demandaba.

¿Si me gustaban las mujeres? bueno eso era algo que no podía responder a la ligera.Debía pensar un poco en ese termino. Gustarme las mujeres, me gustaban al menos los primeros años de mi infancia me gustaba mi mamá, mi abuela, alguna que otra tía, mi señorita de primer grado, me gustaba que me acariciaran y me abrazaran que me hicieran halagos que me llevaran de la mano a la plaza, que me llevaran de compras y que me dijeran que era hermosa y lo más importante de sus vidas. Si eso era que me gustaran las mujeres!?.. Me gustaban, me gustaba que me amaran y que me cuidaran y sobre todo que estuvieran todo el tiempo conmigo.

Pensando un poco más lejos de la relación filial y amorosa ¿me había gustado alguna mujer que no fuera de mi familia? Y cómo me había gustado sin que mediara una relación afectiva? ¿Ser lesbiana era solo gustar de una mujer? ¿Era sentirse cerca de una mujer aunque esa mujer estuviera muy lejos? ¿Era sentirse feliz con una mujer? Hasta cierto momento de mi vida la palabra “deseo” no existía en mi lenguaje o no se atrevía a brotar en mi lengua y en mi cuerpo mucho menos en relación a una mujer.

¿Cuál fue entonces el indicador de mi “ser lesbiana”? …los años me fueron demostrando que desde siempre mi inclinación hacia ciertas mujeres fue más que un gusto, un placer. Entender el placer por estar entre o con mujeres llevó mucho tiempo (aún esta en proceso), entender el por qué del placer llevó otros muchos, muchos procesos aún en pleno desarrollo

La cuestión es que del escapar compulsivamente de ser heterosexual a ser lesbiana hubo un buen tiempo de espera y maduración. De buscarme a encontrarme hubo mucho camino recorrido, mucha búsqueda y muchas preguntas.

¿Por qué se me ocurrió ser lesbiana teniendo en cuenta que el solo hecho de no ser heterosexual implicaba un conflicto. Sabiendo que el camino sería difícil, a contramano. A sabiendas que este camino sería doloroso y sobre todo silencioso, muy silencioso o mejor dicho silenciado?.
Mas allá del gran temor a ser aquello de lo que no tenía noticias, ni referencias, más que comparaciones con mujeres feas, masculinizadas y silenciosas de las que casi nadie quería hablar, yo avanzaba, obstinada, en tinieblas, a tientas por los recovecos de mi cuerpo, buscando y buscando las respuestas. No había mucho que responderme a mi misma, tal vez los interrogantes eran ajenos, no míos, yo sabía lo que “no quería ser” esa era la respuesta más puntual y lo que quería ser era algo prohibido, oculto, feo, enfermo y que no debía ser. Aún así yo sabía lo que “no quería ser”.

Más que una ocurrencia entonces podría concluir que “no ser” era una certeza ciega y terca pero una certeza que desactivaba lo que se me imponía. Era una forma de tomar grandes riesgos, desafiar a la mayoría, discutirle a la vida pre fabricada y determinada por otros. Era pelear contra un sistema enorme e invisible del cual mi pequeña cabeza no conocía nisiquiera la forma, pero con seguridad, monstruoso y no querido .
No pertenecer al montón que no se cuestionaba nada me daba esperanzas y tiempo para bucear dentro de mí y acertar que no estaba equivocada en mi rebeldía y sobre todo que el camino, por enmarañado que se presentara guardaba un sitio de luz para mi.

10 comentarios:

MARIA DEL NORTE dijo...

Hola Gal !
Me tentó leer este texto, ya desde el título.
La verdad que el proceso de reconocimiento interior y autoaceptación de lo que "no queremos ser" como decís y lo que relamente somos, lleva un laaaaaaaaaaaaargo tiempo. Dificl, oscuro, angustiante. Y eso es asi porque los modelos que nos inculca la sociedad son muy diferentes a lo que nosotras pretendemos.
Pero, bueno, aqui estamos, hay que seguir adelante y tratar de ser felices !!

Aleph dijo...

Ufff!! Me sorprende mucho cuan parecida es tu historia a mi propia vida... la verdad es que esa cosa de ir todo el tiempo contra la corriente me generó más de una vez angustias gigantes pero a la vez nunca dejé de sentir que ese era un poco mi lugar en el mundo, y aunque los "sitios de luz" (como vos decís) fueron muy pocos en relación a los oscuros, sigo sintiendo exactamente lo mismo. No es fácil aceptarnos y reconocernos tal como realmente somos, pero una vez que logramos hacerlo todo se vuelve un poco más claro y sencillo...

MARIA DEL NORTE dijo...

De un modo u otro, todas las historias que van contra la corriente generan tensiones en uno mismo y alrededor.
Y porque es nuestra elección, el asunto está en saber llevar el timón en esas aguas turbulentas ... y claro que no es fácil :( !
Pero, como dice la canción "en la calle codo a codo, somos muchas mas que dos" ...

Gal dijo...

Si las historias se repiten y suenan todas familiares ha de ser porque pertenecemos a una comunidad con iguales dolores, el dolor del silencio, del ocultamiento y las negaciones. Y si se repiten las soluciones es porque tenemos "muñeca" para pilotear la nave en esta pista con nos dieron. Podrán decir que somos diferentes pero no nos pueden negar que somos creativas y lo que es peor es que, a pesar de tantos pesares, somos felices.

Gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Gal

Saber que no querer ser, es una excelente manera de empezar. Es tener en claro el camino a no seguir, y por que.

Otros se habrán hecho mas a los ponchazos, a la prueba y al error..

otros la habran tenido clara desde el principio

Otros aun no saben "que les toco ser"

Lo importante es encontrar por fin el camino que queremos recorrer. SI lo lograste, mis mas efusivas felicitaciones.

Cicutarsenica dijo...

Es muy verdad lo que dices en este post, yo también he vivido situaciones parecidas. Percives que eres diferente aunque al principio no tengas claro por qué y de una manera casi instintiva conoces que el rol que te han asignado no es lo que deseas. El camino no es fácil pero al menos es auténtico.

Anónimo dijo...

sii yo tambien me identifique muchoo saludos!

Unknown dijo...

Nena, a mi me paso exactamente igual, exceptuando por la parte de regar las plantas y andar en bici. A mi nunca me dijeron directamente "¿vos no serás...?" porque ni se atreven por mi carácter. Pero igualmente, al final del camino, es bueno saber que soy como me gusta y mis amigo/as hetero me respetan y quieren tal y cómo soy.

Gal dijo...

Que bueno saber que hay muchas más que dos en este intento de no morir tratando de "ser".
Me alegran mucho las visitas.

Mónica Martín dijo...

Barbaro, me gustó mucho como lo has expuesto.

Me gusta leerte.

un saludo from spain